Has reconocido que en tus primeros años de vida sentiste ciertas vivencias como un abandono. Has tomado conciencia de que fueron las circunstancias o interpretaciones tuyas, y también comprendido a mamá, papá y quien te cuidó.
Sin embargo, tu corazón sigue herido. El tema no está resuelto porque la vida te vuelve a traer parejas, amistades y situaciones que te recuerdan tu herida de abandono. Te sigue afectando en tus relaciones de amistades y parejas, y te cuesta ponerles fin aunque te sientas infeliz pues sientes apego hacia esa persona. Por otro lado, la opción de vivir en soledad te angustia.